La vida moderna nos ha brindado muchas comodidades, pero también ha traído consigo una carga de estrés y ansiedad que afecta a muchas personas. Entre los diversos trastornos de ansiedad, el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es uno de los más comunes. Aquí vamos a explorar qué es el TAG, cómo se diferencia de los ataques de ansiedad o ataques de pánico, y cómo afecta a las personas con crisis de ansiedad.
¿Qué es el trastorno de ansiedad generalizada?
El TAG es mucho más que una preocupación ocasional. Aquellos que lo experimentan a menudo sienten una preocupación persistente y excesiva por una amplia gama de temas, desde la salud y las relaciones hasta el trabajo y las finanzas.
Esta ansiedad abrumadora puede interferir significativamente en la vida diaria. Y cosas que para otras personas pueden parecer tonterías, para quienes enfrentan este trastorno, son altamente complejas de enfrentar y, por supuesto, de superar.
Diferencia entre los ataques de ansiedad y los ataques de pánico
Como informa el sitio Healthline, «la ansiedad usualmente se relaciona con algo que se percibe como estresante o amenazante», mientras que los «ataques de pánico no siempre se atribuyen a factores estresantes», muchas veces ocurren de la nada y sorprenden mucho a quienes lo padecen.
De hecho, esa llegada intempestiva, genera frustración en la persona, porque no comprende qué es lo que la lleva de un estado de bienestar a uno de miedo, nerviosismo y alteración.
Por otra parte, «la ansiedad puede ser leve, moderada o grave», y se desarrolla «en segundo plano», mientras continuamos con nuestras tareas diarias. Pero «los ataques de pánico, principalmente, implican síntomas severos y perturbadores», que nos inhabilitan, nos dejan fuera de juego en el momento en que se producen.
«Mientras que la ansiedad puede acumularse gradualmente, los ataques de pánico en general se producen de manera abrupta», agrega Healthline.
Cómo afecta este trastorno a las personas con crisis de ansiedad
Las personas con crisis de ansiedad a menudo sienten una presión abrumadora debido a su preocupación constante. Esta ansiedad puede llevar a problemas de salud física y mental, como insomnio, fatiga crónica y depresión.
La calidad de vida puede verse gravemente afectada, ya que la preocupación constante puede dificultar la concentración en el trabajo o disfrutar de actividades diarias. Ante esto, es bueno parar, darse unos días para reconectar con uno mismo y delinear una forma de enfrentar este trastorno. Y tomar en cuenta un punto clave: no será rápido.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico del TAG implica una evaluación exhaustiva por parte de un profesional de la salud mental. Es importante descartar otras condiciones médicas que puedan causar síntomas similares. Una vez diagnosticado, el tratamiento puede variar, pero a menudo incluye terapia cognitivo-conductual, medicamentos ansiolíticos o una combinación de ambos.

Consejos para personas con TAG
- Busca ayuda profesional: No lo enfrentes solo. Consulta a un psicólogo o psiquiatra para obtener orientación y tratamiento.
- Practica técnicas de relajación: La meditación, la respiración profunda y el yoga pueden ayudar a reducir la ansiedad.
- Establece límites: Aprende a decir «no» cuando sea necesario y evita el exceso de trabajo.
- Mantén un estilo de vida saludable: El ejercicio regular, una dieta equilibrada y suficiente descanso pueden tener un impacto positivo en la ansiedad.
- Busca apoyo: Comparte tus preocupaciones con amigos y familiares de confianza. El apoyo social es fundamental en la recuperación.
En definitiva, esta es una condición que afecta a muchas personas en todo el mundo. Aunque puede ser debilitante, es tratable, y existen muchas opciones de tratamiento disponibles.
Si sientes que podrías estar experimentando TAG o conoces a alguien que lo está, busca ayuda profesional.